Adaptación del Blog de Matt Walsh
A veces he cometido el error de decir
que nuestra sociedad está “hipersexualizada” o que estamos comenzando a
volvernos locos, especialmente cuando oigo historias de escuelas que reparten
preservativos a niños de 6to grado. La
verdad, en cambio, es que la mayoría de gente está ATERRORIZADA cuando se trata
de sexo. El solo pensamiento los asusta.
La sociedad moderna está albergando la más patética colección de aburridos,
cobardes que han caminado nunca sobre la faz de la Tierra. Le hemos quitado el amor, la pasión, la
belleza y poder creativo al acto sexual y lo hemos reemplazado con algo
estéril, frívolo, y desinteresado.
En realidad, es medio irónico.
En este tiempo, estamos más preocupados
por la calidad de nuestra producción de alimentos, de manera que solamente
compramos si tienen palabras como “orgánico” o “natural” en el empaque. Pero cuando se trata de sexualidad humana,
nos tragamos cualquier químico posible para poder lidiar con la carga emocional
y las consecuencias físicas de nuestros actos.
Imaginemos a unos estudiantes universitarios (o de últimos años de
colegio) que en una noche tienen 6 cervezas y varios cocktails, en el mejor de
los casos, entre pecho y espalda para poder copular anónimamente. Pero necesitan más que “un trago”, también
necesitan píldoras y condones y explicaciones para la mañana siguiente que les
convenza de que esto fue ‘sólo por diversión’ y ‘no significó nada’.
¿Por qué pensaríamos que estas personas
disfrutan del sexo? El hombre que le
hace el amor a su esposa con quien lleva 20 años casado, disfruta del
sexo. Estos chicos solamente disfrutan
de “algunas sensaciones físicas”.
Disfrutan de masturbarse acompañados, pero el verdadero sexo es
precisamente de lo que están huyendo desesperadamente.
A lo mejor lo más absurdo de todo esto
es que a esas sesiones cargadas de alcohol y mariguana, que incluyen capas de látex
y dosis de esteroides en una pildorita, es a lo que llamamos SEGURO. Les decimos a los jóvenes que usen
preservativo para protegerse de peligros como la hepatitis y el SIDA. El mensaje oculto que les damos es que es
SEGURO fornicar con un extraño posiblemente enfermo.
El sexo sin nombre, al azar, sin compromiso
jamás podrá ser seguro. No es seguro
emocionalmente, y no es seguro espiritualmente, y definitivamente no es seguro físicamente. En realidad, el sexo, en sí, no es
seguro. Tampoco debería ser físicamente
arriesgado como nos lo han vendido en los últimos años gracias a la educación
sobre “sexo seguro”. Lo que SÍ se supone
que sea es un acto de gran profundidad y que te marca. Algo que te deja expuesto ante el otro, se
supone que saque a relucir sentimientos misteriosos y desconocidos de deseo y
entrega.
Llámenlo como quieran, pero no se le
puede llamar “seguro”.
El sexo en sí, no es seguro. Por otro lado, las relaciones comprometidas,
fortalecidas por los votos del matrimonio, y reafirmadas día con día por los esposos,
SON seguras, y solamente en ese ámbito es que la vulnerabilidad inherente al
sexo puede hacer esas relaciones seguras y confortables.
Es gracioso que en el mundo de las
lastimosas relaciones de una noche (one night stand), cuando uno de los dos
comete el “crimen” de ser un poco humano y desarrollar algunas muestras de
afecto y cercanía, la otra persona le acusa de ser ‘raro’ o de ‘ir demasiado
rápido’. Y cuando las barricadas
construidas por los hombres fracasan y una vida humana se forma, ambos pueden
decir, con toda tranquilidad, que fue un ‘accidente’.
Esto es como plantar una semilla en la
tierra y decir que fue un error que un árbol comenzara a formarse, simplemente
porque se pensaba que la tierra no era fértil. Podrías haberlo pensado, y aun así, la semilla
solo estaría haciendo exactamente lo que se supone que hagan las semillas, y quien
la plantó, hizo exactamente lo que una persona que quiere sembrar un árbol
haría. A lo mejor fuiste tonto, pero
definitivamente no fue un accidente.
Luego, cortas el retoño y lo tiras al
fuego, y continúas sembrando semillas. Cada
vez, lloras porque todos esos desgraciados árboles siguen retoñando. Y cuando alguien viene y te dice que dejes de
sembrar árboles hasta que estés listos para lidiar con el bosque, te quejas y
le acusas de ser exagerado, cruel y sentencioso simplemente porque te señala las
reglas básicas de la botánica.
Claro, esta metáfora no funciona por
una razón: todos estamos de acuerdo en que no se deben cortar árboles. Lo mismo no sucede cuando se trata de seres
humanos.
Yo no les enseño a mis hijos sobre el “sexo
seguro” porque no les quiero mentir. Tampoco quiero fomentar en ellos lo que a
menudo veo en mucha gente: una visión reduccionista y pesimista de la
sexualidad humana.
¿Que podemos esperar encontrarnos
cuando nos pasamos los primeros 18 años de la vida de nuestros hijos
martillando un mensaje tan miserable y patético? Hoy los jóvenes no escuchan nada positivo
acerca del sexo porque todos los aspectos positivos han sido redefinidos como
negativos.
POSITIVO: El sexo crea nuevos seres
humanos. Esto es un gran bien, pero no es un bien que se deba perseguir hasta
estar casado y preparado para cuidar responsablemente de la vida que se forma.
POSITIVO: El sexo es una expresión de
amor. Esta es la principal diferencia
entre el sexo humano y el sexo animal.
Es un gran bien, pero como cualquier bien, puede ser pervertido y
convertido en un gran mal.
Estas son dos de las características
más bellas del sexo, pero hemos decidido “educar” a nuestros hijos y
recomendarles que las quiten para comenzar a “explorar” su sexualidad una o dos
décadas antes de que estén realmente preparados para comprender su magnífica
dimensión. Así que por los siguientes 10
o 15 años, ellos aprenderán a ver dos de las maravillas más grandes del sexo
como las peores cosas que les pueda pasar.
No es sorprendente que esta actitud luego se quede con ellos
permanentemente.
La abstinencia antes del matrimonio, en
cambio, pinta un panorama más prometedor y afirmativo. Les dice que “esto es algo tan bueno y tan
importante y tan jubiloso que vale la pena dejarlo para cuando seas mayor y
hayas encontrado una persona especial con quien compartirlo”.
El modelo de “sexo seguro”, por otro
lado, pinta una historia de paranoia y esterilidad. Les dice “esto es algo tan frívolo y tan
vacío de contenido que lo puedes hacer con cualquiera, por cualquier razón,
incluso para aliviar el aburrimiento.
Por cierto, tómalo como una actividad recreacional, como jugar futbol o
algún juego de mesa. También te puede
traer un corazón roto, clamydia, embarazos no deseados y SIDA. Así que, en este
sentido, es solo un poco diferente a un juego de salón.”
Y, de algún modo, esta versión se
quiere colar como la “positiva” y “esperanzadora”, El único consuelo que ofrece es que el sexo
puede ser divertido, pero en lugar de enseñar moralidad, responsabilidad y el
valor de la espera, ha guiado el comportamiento de nuestros hijos a preocuparse
únicamente de no contagiarse de alguna enfermedad o evitar embarazos.
La educación en la abstinencia antes
del matrimonio ofrece un mayor consuelo, muestra el lado divertido del sexo,
pero también enseña que va acompañado de verdadero amor y poder creativo. La abstinencia antes del matrimonio tiene
mejores formas de lidiar con las cosas malas, te enseña que existe la gonorrea
y el herpes y los embarazos no deseados, pero te asegura que no tendrás que
vivir preocupado por estas cosas si simplemente esperas al momento correcto.
El “sexo seguro” ofrece gozo vacío y
profundos miedos, la abstinencia ofrece profundos gozos y miedos evitables.
Esta es la mejor manera, es el mejor
mensaje, simplemente.
Ahora, sé que muchos dirán que tengo
que ser más realista. Los chicos igual
van a tener relaciones sexuales, así que ¿no sería mejor que estén preparados?
Esta pregunta, la voy a responder con
otras preguntas:
No queremos que nuestros hijos tomen y
manejen. Si aun así lo hicieran,
obviamente esperaríamos que al menos se pongan su cinturón de seguridad. Pero me
imagino que no le dirías: ‘hijo, sé que vas a tomar y luego vas a manejar. No deberías, pero bueno, todo el mundo lo
hace, así que por favor usa tu cinturón de seguridad”.
¿Por qué no?
Porque esto claramente desarma tu
mensaje de SI BEBES NO MANEJES, lleva a la tácita aprobación de la conducta y asume
lo peor de tu hijo ANTES de que siquiera le hayamos dado la oportunidad de
hacer su propia elección.
Además, ¿cuál es nuestro trabajo como
padres? ¿Será que es dar a nuestros
hijos metas bajas, fáciles de cumplir y desafíos mediocres? ¿O apuntarles hacia metas altas, lo que es
bueno y correcto y ofrecerles herramientas para poderlas alcanzar?
Además, ¿hace cuánto tiempo los padres
han estado usando la lógica del “Bueno, igual van a tener sexo, mejor que estén
preparados”? ¿Décadas, tal vez? Y el
sexo entre personas que no están casadas durante este tiempo se ha convertido,
en general, en algo ¿más o menos frecuente? Mucho más frecuente, ¿cierto? Así que, tal vez, tenemos ante nuestros ojos
un caso que nos da la respuesta que estamos buscando.
Pensemos bien, en cualquier otra
situación ¿no elegimos siempre para nuestros hijos lo mejor?, ¿o acaso nos
conformamos con lo “segundo” mejor?
¿Alguna vez le sugieres a tus hijos que busquen tener un 70% en sus
notas? ¿Alguna vez le recomiendas que solamente se involucre “razonablemente”
en situaciones de bulling y chisme? ¿o le aconsejas a tu hijo que si va a hacer
actos vandálicos, se asegure que solamente sea en propiedades abandonadas? ¿le
dices a tu hija que está bien mentir, pero solo una vez por semana? ¿o aceptas que tu hijo falsifique tu firma en
la libreta de calificaciones, siempre y cuando se asegure que es súper
idéntica?
¿Por qué no? Después de todo, son muy
altas las probabilidades son de que nuestros hijos alguna vez van a sacar notas
mediocres, alguna vez se van a ver involucrados en chismes o van a participar
en algún acto de bulling, y con seguridad alguna vez van a cometer actos de
juvenil estupidez. Con esta lógica, nuestro
trabajo no sería decirles que no hagan ciertas cosas, sino en su lugar,
deberíamos ayudarlos a hacer las cosas que no deben, pero de forma que se
minimicen los riesgos y las consecuencias, ¿cierto?
¿No?
¿y entonces por qué empleamos esta táctica
cuando se trata de sexo?
Algo en que pensar, al menos.
Mientras tanto, yo intentaré enseñarles
a mis hijos a elegir hacer el bien y evitar el mal, aún en las áreas en las que
muchos han fallado, e incluso en las áreas en las que yo misma he fallado. En realidad, ESPECIALMENTE en las áreas en
que yo he fallado, considerando que he tenido bastante éxito en fallar en una
vasta selección de categorías.
No les enseñaré a mis hijos sobre el
sexo seguro. Prefiero ser honesta con
ellos.