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miércoles, 13 de octubre de 2010

RESPUESTA DE UN SACERDOTE SOBRE EL USO DEL CONDON

         

El padre Paulino Toral, en compañía de algunos voluntarios, durante la entrega de raciones alimenticias que se hizo el viernes en el hospital de Infectología de Guayaquil.
             


 Guayaquil, 20 de marzo de 2009 
            
              Muy estimado Bonil: 
              Le admiro como humorista; no me da empacho decirlo. Le escribo con la autoridad que me proporciona ser un sacerdote que visita todas las mañanas de todos los viernes a los pacientes de VIH-sida en el Hospital de Infectología. 
              Voy siempre con un equipo de voluntarios y voluntarias de la Casa de la Vida. No sólo le escribo como un apóstol de mis enfermos, sino como simple hombre culto (soy abogado y sacerdote, con 10 años de estudios en tres universidades españolas). Estoy completamente en contacto con todo lo que sucede. Me muevo en el Internet como un pez en el agua. Le digo esto, porque a veces la gente piensa que los curas vivimos en otro planeta. 
              He visto su chiste de hoy sobre el Papa y el criterio de la Iglesia Católica sobre la ineficacia del preservativo para combatir el SIDA. 
              Estimado Bonil: El Papa puede decir que dos por dos son cuatro. Pero esta verdad no deja de ser una verdad científica, sino que sigue siendo una verdad matemática, aunque la afirme un religioso. 
              Dejemos aparte - sólo por método, para poder dirigirme a usted, con total independencia de sus creencias: no sé nada de su religión, ni siquiera sé si cree en Dios o no. da lo mismo para el caso - los motivos morales por los cuales la Iglesia católica se opone al uso del preservativo para combatir la pandemia del sida. 
              El Papa ha afirmado algo que es puramente científico: el uso del preservativo, lejos de impedir la propagación del sida, en definitiva, la acrecienta y aumenta. 
              Tome usted un microscopio. Ponga un preservativo de látex. Mida las microscópicas perforaciones que tiene el látex. Apunte en una libreta las milimicras que posee cualquiera de las perforaciones. Ahora, coja un virus del sida. Póngalo en el microscopio. Mídalo. Ahora compare las dos medidas. 
              La ciencia de hoy afirma que el virus del sida es 450 veces más pequeño que el espermatozoide. Si bien los espermatozoides no atraviesan las perforaciones del preservativo, claro que los virus del sida sí lo hacen. 
              Por otra parte, hemos de reconocer que la masiva difusión del preservativo, no determina una disminución del número de relaciones sexuales, sino, por lo contrario las facilita, las estimula, las incentiva. 
              Sepa, además, mi estimado Bonil, que tras la difusión masiva del preservativo hay toda una industria con gigantescos intereses económicos, todo un capitalismo. y, lo peor, ellos saben que el preservativo no preserva de nada, y que, como dice el Papa, aumenta la pandemia (por las dos razones científicas que antes le he expuesto: matemática: dimensión de las perforaciones, y estadística: constatación numérica de los fenómenos sociales) y, sin embargo, son tan criminales y tan genocidas, que por forrarse los bolsillos de dólares, empujan al mundo entero a la peor pandemia de la historia (tengo 5 DVD's, sobre el tema). 
              La irresponsabilidad de las autoridades de salud del mundo entero, y también, por supuesto, de Ecuador, es espantosa. Tras esa irresponsabilidad, o está una tercermundista ignorancia o una tercermundista corrupción. Todos ellos tendrán que dar cuenta a Dios - no me fío nada de los "juicios de la Historia", que son para morirse de risa - de la criminal irresponsabilidad con la que difunden en nuestro ambiente el uso del preservativo, con la consiguiente incentivación de las relaciones sexuales realizadas con la "ruleta rusa" del preservativo. 
              No por motivos religiosos, sino por simples razones de salud pública, la autoridad gubernamental debería informar a la gente los peligros que comporta el uso del preservativo. Algo así como se hace con la campaña de difusión de la estrecha relación que hay entre el tabaco y el cáncer. 
              Para terminar: son innumerables los y las pacientes de sida que cuando yo les he preguntado - claro, con toda mi intención - si usaron "protección". me miran con profunda tristeza y con una sonrisa cargada de odio e ironía me dicen: "Padrecito, el preservativo no sirve para nada." 
              Le invito un viernes a visitar conmigo a 'mis' enfermitos de sida - hoy mismo he estado con ellos - y luego me dirá si se atreve a hacer, querido Bonil, un chiste sobre la relación que hay entre la difusión del preservativo y el avance de la pandemia del sida. 
              Venga, le recibiremos llenos de cariño en nuestro equipo. Venga, y verá cómo los enfermitos están equivocados - sí que están equivocados - cuando dicen que no sirve para nada: ¡Claro que sirve!, y muchísimo: sirve para contagiarse ellos del sida; y sirve, sobre todo, para que muchos millonarios del primer mundo y del tercero, ganen más euros y dólares a costa de los millones de enfermos de sida que se fiaron del preservativo. 
              Además, mi querido amigo: no sé si usted es casado, no sé si tiene hijas. pero si un chico le dice a usted que va a tener relaciones con su hija, no creo que usted le diga: "¡Ok; pero con preservativo!" Me imagino que, como padre digno que supongo será, le dirá al chico de turno: "Amigo, usted a mi hija no me la toca, hasta que sea su esposa, después de haberse casado con ella, como Dios manda. ¡Mientras, ni con preservativo, ni sin preservativo!". 
              Y esto es lo que la Iglesia afirma como el mejor y único camino para preservar al mundo del sida. y de muchos otros males, tales como los hijos sin hogar. En esto, supongo que usted coincide con Dios y la Iglesia. 
            
              Con mi respeto y mi afecto. 
              
              Padre Paulino Toral.  

lunes, 28 de junio de 2010

HACE MAS RUIDO UN ARBOL QUE CAE, QUE UN BOSQUE QUE CRECE

UN SIMPLE SACERDOTE

Una carta del Padre Martín Lasarte, salesiano, desde Angola , África.

Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología ni de la Iglesia ni de los sacerdotes.

El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico.

Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos.

Soy un simple sacerdote católico uruguayo que hace 20 años vivo en Angola .
Me siento feliz y orgulloso de mi vocación.


Me da un gran dolor por el profundo mal que sacerdotes que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes.

No hay palabra que justifique tales actos.

Veo en muchos medios de información, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo.


Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos más recientes…


¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo!


Pienso que a los medios de información no les interesa que yo haya tenido que transportar por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena ( Angola ), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas.


No ha sido noticia que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado;
que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas;
que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...


No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.


No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra la ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina;
que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan hogares transitorios para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violados y buscan un refugio.

Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados.


No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a cero positivos…
o en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, lo hayan transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino;

que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un asalto en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria;
que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.

En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región…
Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.


La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia , esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua.


Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.


No pretendo hacer una apología ni de la Iglesia ni de los sacerdotes.


El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico.


Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos.


P. Martín Lasarte, salesiano, en Angola , África.