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viernes, 15 de octubre de 2010

SOCIEDAD GUATEMALTECA DE PADRES MALOS

QUERIDO HIJO: 

           Mientras vivas en esta casa obedecerás las reglas. Cuando tengas tu casa obedecerás tus propias reglas. Aquí no gobierna la democracia, no hice campaña electoral para ser tu padre, tú no votaste por mí. Somos padre e hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y la responsabilidad aterradora. Al aceptarla adquiero la obligación de desempeñar el papel del padre.
        
            No soy tu cuate, nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas pero no somos compañeros. Soy tu padre ¡Y eso es cien veces más que un amigo!. 
            
             También soy tu amigo, pero estamos en niveles completamente distintos. En esta casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme porque todo lo que yo ordene estará motivado por el amor. Te será difícil comprenderlo hasta que tengas un hijo, mientras tanto confía en mí... 
        
                                                                                     Tu Padre 





        
GRAN PARTE DEL PROBLEMA QUE ESTAMOS VIVIENDO ES GRACIAS A TANTO PAPA BUENA ONDA, 
        
        
        Responsabilidad, Honor, Vergüenza, Respeto, Principios Elementales.
        
        

        Bueno, pero... ¿Qué nos pasa? Qué es lo que nos hace suponer, que alguien más tiene la responsabilidad de cuidar de nuestros hijos, si nosotros, que se supone que somos los que más los amamos, no queremos tomar esa responsabilidad? 
          
         Es ridículo ver esas mesas redondas, en las cuales funcionarios públicos, dueños de bares y discotecas, miembros de comités ciudadanos y medios de comunicación se culpan unos a otros por algo que no es más que falta de responsabilidad de nosotros los padres. 
            
         Que si en los bares le venden alcohol a menores; que si los agentes de tránsito reciben sobornos, que si no cierran estos lugares a la hora señalada, que los jóvenes salen de estos lugares "totalmente borrachos". ¿Pero en dónde están los padres de éste menor que tomó más de la cuenta? ¿Quién lo recibe en su casa a esas horas y en ese estado? ¿Quién le dio el dinero para entrar en el bar, para el alcohol y para el soborno? ¿Dónde están los padres que le dieron el carro a un menor que no es capaz de hacerse responsable y maneja aunque esté tomado?
        
          ¡Por favor! En qué piensan los padres de esos jóvenes que salen de su casa a las 11 de la noche, habiendo empezado a tomar desde la tarde, durante el partido de Tigres o de Rayados? 
        
          ¿Y qué están pensando los padres de la jovencita de 16 ó 17 años, que va a conseguir jalón de regreso con la mamá de fulanita, sin querer enterarse de que esa mamá ni siquiera está en la ciudad?
        
        Por qué queremos pasarles la responsabilidad de decidir en manos de quién ponen su vida si todavía no son capaces de decidir de qué color pintarse el pelo, hoy con rayitos, mañana mejor negro.
        
           Porqué les damos permiso a nuestras hijas de irse a dormir después de la disco a casa de una amiga y les cargamos la responsabilidad de llevarlas a los novios de 19 ó 20 años, quién sabe a qué hora y no sabemos ni cómo, pues puede ser que tome de más ¿Porqué queremos creer que son maduros y responsables si nosotros mismos no lo estamos siendo? Nos volvemos ciegos a los peligros por comodidad, nos hacemos los "buena onda", "es que yo sí le tengo confianza a mi hija".
        
        Lo que tenemos es miedo y pereza, no queremos actuar como padres.
        
       Nuestros hijos no necesitan que seamos sus amigos... Ellos ya tienen un montón de amigos, de su edad.
        
    Nuestros hijos necesitan padres valientes y responsables, que fundamenten principios básicos, que pongan reglas y luego estén ahí para ver que se cumplan.
        
            ¿Cómo va a depender la seguridad de mi hijo del barman de una discoteca?? o del agente de tránsito, o si el dueño de la disco no cumple la ley y cierra a las 6:00 a.m. en lugar de a las 1:00 a.m.?
        
            Yo creo que sí debería de haber un horario, "pero el que los padres pongan en su casa" independientemente de la hora que cierren los bares. 
          
        ¿De qué tenemos miedo, Papás?
        
        ¿Porqué no podemos poner reglas?
        
        ¿Porqué no podemos exigir que se cumplan?
        
        ¿Porqué abandonamos a nuestros hijos en busca de nuestras propias comodidades?
        Si los jóvenes no necesitaran guía, si no necesitaran límites, ni autoridad a quién respetar...no existiríamos los padres. 
        Se nos encomendó una misión muy especial, la más grande: colaborar con Dios en la Creación y es a nosotros a quien se nos pedirá cuentas por nuestros hijos; no al dueño del bar, ni al amigo de nuestro hijo que iba conduciendo borracho cuando chocaron, ni al novio que se está luciendo de lo rápido que maneja y lo bien que "controla" el auto aún estando borracho, ni al policía, ni al maestro...¡ 
        a nadie más!
          
        Nunca, nadie podrá hacer que nuestros hijos regresen a casa a tiempo y a salvo, si nosotros no podemos hacerlo. No existe ley, ni horario, ni funcionario capaz de hacer por nuestros hijos, lo que nosotros no queremos hacer.
          
        ACTUAR COMO PADRES es muy difícil, y claro, oír de ellos "es que todos te tienen miedo, papá",  pues no importa!
        
        No estamos en campaña de elecciones para ser el papá más popular del año, pues ya cada quién tiene el padre que le tocó y sería estúpido poner en peligro la seguridad de nuestros hijos por quedar bien y caerles bien a sus amigos y aún más estúpido utilizar a nuestros hijos como instrumentos de venganza hacia nuestras fallidas relaciones en esta época de tantos padres divorciados.
          
        Es horrible oír de muertes de muchachos así, que han tenido la desgracia de toparse con esos otros jóvenes, hijos de padres "buena onda". Incluso oír de muertes de niños por accidentes o asesinatos que no han estado al cuidado de su papá y/o mamá. Es increíble ver a los niños(as) jugando SOLOS en la calle sin ningún cuidado y es increíble ver a nuestros jóvenes metidos en los bares durante todo el fin de semana tomando y en muchas ocasiones drogándose ya sea por voluntad propia y/o  propiciados por tanta gente sin moral y sin escrúpulos
          
        No estaría mal ganarnos el respeto de nuestros hijos, tomando las riendas de su vida, haciéndonos responsables de su hora de llegada, de lo que toman, de sus calificaciones, haciéndoles saber lo que esperamos de ellos y creando los medios para ayudarles en su lucha para conseguirlo. 
        
        Pongamos los pies sobre la tierra, seamos concientes...
        
        Los jóvenes y niños, lo único que necesitan, es que ACTUEMOS COMO PADRES!
        
        "SOCIEDAD GUATEMALTECA DE PADRES MALOS"...     ¡PERO QUE QUEREMOS A NUESTROS HIJOS!
          
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jueves, 30 de septiembre de 2010

¿PORNOGRAFIA Y SEXO, O PUREZA?

No es el tipico video de un "puritano de sexo". Este es un excelente video, testimonio de una pareja de novios que realmente invita a pensar y le da un completo nuevo enfoque a la palabra "castidad".
Super recomendable para jóvenes y adolescentes, y definitivamente un video obligado para padres y educadores.




Y acá les dejo un link de una página en donde se puede encontrar un programa de VERDADERA salud sexual y reproductiva, y no lo que intentan imponernos algunos.

lunes, 5 de abril de 2010

3 más 2 chapín


Esta buenísima iniciativa puede ayudar a los chicos, y a los no tan chicos a comenzar y a mantener una relación con Dios... Es una versión "chapina" de la página original que está hecha para España.


Les invito a examinar el material que hay en la página y a que se lo pasen a sus hijos. Estas crisis que hay en el mundo, se dan por la falta de Dios, mientras más nos esforcemos por hacer bien las cosas, cada uno, mejor será el ambiente a nuestro alrededor, y poco a poco mejoraremos nuestra sociedad.

martes, 12 de enero de 2010

¿LOS BENEFICIOS DETRAS DEL PLACER?



Discovery Channel es uno de los preferidos en casa. La verdad vemos poca tele, pero cuando vemos, yo diría que somos unos aficionados de los documentales. Solemos ver tele todos juntos, tratamos de comentar lo que se ve, y los documentales resultan buenísimos porque además se aprende algo nuevo.

Usualmente los programas de estos canales son de calidad, pero últimamente me han dejado muy decepcionada. Entre programas, y en los cortes, dentro de los programas, están sacando una serie de anuncios haciéndole propaganda a las relaciones sexuales. (¿?)

O sea que mientras ves un documental de cómo se hacen los lápices o cómo construyen el puente más largo del mundo, puedes enterarte de que si tienes relaciones sexuales 20 veces al mes mejorará tu piel y tu postura, además evitarás el cáncer de mama y los hombres pueden evitar el cáncer de próstata. Con relaciones sexuales repetidas evitas tener gripes, puedes bajar de peso, además de los invaluables beneficios de no envejecer, y mejorar el tránsito intestinal lento, etc. etc. etc.

¿Me pregunto qué buscan los señores de Discovery Health? ¿No se dan cuenta de que sus programas los ven personas de todas las edades, incluidos adolescentes? ¿No se percatarán ellos de que la mayoría de chicas de 13 años ya están preocupadas por su peso, su postura, la calidad de su piel, etc.?

Aparte, de dónde se sacan los números???? Porqué los beneficios se encuentran si se tienen 20 encuentros sexuales y no más... o menos.....

Los anuncios dicen textualmente: "Así que, ¿qué esperas para iniciarte en el más placentero método para mejorar tu salud? Disfruta del más sano sexo ¡¡mientras obtienes los beneficios que se esconden detrás del placer!!"

Ante esto, yo PROTESTO!!! En primer lugar dejan abierta la posibilidad a obtener estos "beneficios" con varias personas... por lo tanto, promueven la promiscuidad, en segundo lugar nunca mencionan los inconvenientes que hay si te inicias en esto antes de tiempo, las enfermedades, los embarazos no deseados.... sin contar con el daño que se le hace a la persona, al matrimonio, a la familia, etc.

¡¡Auxilio!! Necesitamos familias en las que se le de el valor que merece cada persona, y sobre todo, familias en las que, con sentido común, tengamos muy claro que para la postura se necesita pararse con los hombros hacia atrás; para la gripe, vitamina C; para el cáncer de mamas, chequeos periódicos; y para estar flaca, cerrar el pico y hacer ejercicio!!!

miércoles, 3 de junio de 2009

AMISTAD, AUTORIDAD Y OBEDIENCIA


Por: Alfonso Aguiló

La amistad entre padres e hijos se puede conjugar perfectamente con la autoridad que requiere la educación.


Es preciso crear un clima de gran confianza y de libertad, aun a riesgo de que alguna vez seamos engañados. Más vale que luego ellos mismos se avergüencen de haber abusado de esa confianza y se corrijan.


En cambio, cuando falta un mínimo de libertad, la familia se puede convertir en una auténtica escuela de la simulación.


—Pero a los adolescentes les cuesta mucho obedecer, les parece humillante...


Tienen que entender que, nos guste o no, todos obedecemos. En cualquier colectivo, las relaciones humanas implican vínculos y dependencias, y eso es inevitable. No pueden engañarse con ensueños de rebeldía infantil.


Pero, de todas formas, piensa si quizá les cuesta mucho obedecer porque tú no sabes mandar sin imperar. No olvides que hay muchos detalles que hacen más fácil y grata la obediencia:



  • Exígete en los mismos puntos en que aconsejas, mandas o corriges. Es muy duro, si no, escucharte luego que tienen que ser humildes, pacientes y ordenados, si tú no vas por delante con el ejemplo.

  • Manda con afán de servir, sin dar la sensación de que lo haces por comodidad personal. Que vean que te molestas tú primero. Muchas veces así ellos entenderán, sin necesidad de que nadie se lo diga, que deben hacer lo mismo.

  • No exhibas demasiado la autoridad. No des lugar al temor o a la prevención.

  • Procura saber lo que hiere a cada uno, para evitarlo delicadamente si es preciso. Sé comprensivo y sé muy humano. Aprende a disculpar. No te escandalices tontamente, pues supone casi siempre falta de conocimiento propio.

  • Habla con llaneza y sin apasionamiento, sin exagerar, procurando ser objetivo. Aprende a discernir lo normal de lo preocupante o grave.

  • Habla con claridad, a la cara. No seas blando, pero tampoco cortante.

  • Sé positivo al juzgar y pon en primer término las buenas cualidades, antes de ver los defectos, y sin exagerarlos.

  • No quieras fiscalizarlo todo. No quieras uniformarlo todo. Ama la diversidad en la familia. Inculca amor a la libertad, y ama el pluralismo como un bien.

  • Respeta la intimidad de tus hijos, sus cosas, su armario, su mesa de estudio, su correspondencia. Y enséñales a respetar a los demás y su intimidad.

  • No dejes que se prolonguen demasiado las situaciones de excesiva exigencia. Para ello, debes estar atento a la salud y al descanso para que nadie llegue al agotamiento psíquico o físico. Debes extremar los cuidados a los más necesitados (no todos los hijos son iguales), para evitar que tomen cuerpo las crisis de crecimiento o de madurez.

viernes, 3 de abril de 2009

A VECES LOS MEDICAMENTOS NO LO HACEN TODO...

Este video me hace pensar que, además de que a veces los medicamentos no lo hacen todo, a veces los padres tenemos que darles a los hijos el beneficio de la duda, y oirlos primero, regañar después.

lunes, 23 de febrero de 2009

DIALOGO Y NATURALIDAD CON LOS PREADOLESCENTES


http://www.interrogantes.net/

Es mejor no comenzar una conversación –recomienda Lluís Cassany – si no nos sentimos con capacidad de acabarla con serenidad, pase lo que pase, diga lo que diga. Baja la guardia. No le respondas: "porque sí", ni "porque soy tu padre", ni "mientras estés en esta casa"...

Razona tu orden, aunque él no lo acepte. Hazle reflexionar sobre el porqué de sus ideas. No seas paternalista ni autoritario. No grites y no permitas que él grite. Si gritas, permite que él grite. En las ideas no cabe la imposición. Hay que saber suscitarlas en él sin avasallar.
Debemos aprender a dialogar sin pretender rebatir de forma contundente al interlocutor, sin pretender sentar cátedra, porque puede echarse todo a perder por culpa de ese querer concluir triunfadoramente. Es mejor que no haya vencedor ni vencido, sino que, en un intercambio de impresiones positivo, huyendo desde el principio de planteamientos de debate dialéctico, se llegue de la mano a conclusiones útiles. Se trata de charlar y enriquecerse mutuamente con ideas y modos de ver distintos a los nuestros.

—Oye, que en mi familia no son todo peleas...

Ya me imagino, pero a veces son unas pocas peleas las que deterioran el ambiente familiar, y hay que saber evitarlas. Y esos temas más conflictivos, que separan, habrá que tratarlos alguna vez, pero con prudencia y sin abusar, que ya suelen salir bastante sin necesidad de buscarlos.
Si no se ha comenzado antes, es la hora de dedicar tiempo a cada hijo en particular. Recuerdo una madre muy sensata que se había impuesto a sí misma como norma no dejar pasar ni un día sin haber tenido al menos un momento de conversación personal confiada con cada uno de sus hijos. Naturalidad. Sencillez. Ausencia de afectación. Espontaneidad. Llaneza. La naturalidad llevará a que los hijos estén relajados y distendidos en nuestra presencia. Franqueza y no querer aparentar son claves para la confianza y la cordialidad familiar. Para lograr ese clima, es necesario que los padres:

  • Encuentren tiempo para estar y hablar con los hijos, que son más importantes que los amigos, que el trabajo, que el descanso.
  • Les escuchen con atención. Para ello es buena medida, por ejemplo, que se propongan comer y cenar toda la familia juntos y con la televisión apagada.
  • Se esfuercen por comprenderlos, poniéndose en su lugar.
  • Sepan reconocer la parte de verdad –o la verdad entera– que pueda haber en alguna de sus rebeldías.
  • Aprendan a decirles que no, sin herir, ni producir dramas.
  • Les enseñen a razonar y a tener criterio.
  • No les impongan sistemáticamente una conducta, sino que les muestren los motivos que la aconsejan.
  • Respeten su libertad, pues no hay verdadera educación sin responsabilidad personal, ni responsabilidad sin libertad.

Y para ello, también es importante que los hijos puedan observar esa misma armonía en sus padres, porque vean que:

  • Hay un diálogo fluido entre los cónyuges que evita los enfados y resuelve con buena voluntad las naturales diferencias.
  • No se presenta ese infantil intento de supremacía ante el marido o la mujer, ni se desautorizan el uno al otro.
  • No usan de palabras fuertes o autoritarias entre ellos.

Sin embargo, a veces no quedará más remedio que pasar un mal rato para resolver una situación cuya solución no debe ya aplazarse. Y habrá entonces que agotar la verdad, y entrar a fondo. Será un mal rato para ambos, pero para los dos igualmente necesario.


Otra preocupación que han de tener los padres es la de luchar contra la excesiva monotonía familiar. Tener ideas que hagan que los hijos se diviertan en casa, iniciativas que rompan la rutina y faciliten el descanso:

  • una salida al campo,
  • una visita cultural,
  • un extraordinario en la comida,
  • un juego divertido,
  • una buena película, o lo que sea.

Que haya en la casa:

  • gratificaciones recíprocas;
  • respeto a todos, buenos modales y deseos de agradar;
  • delicadeza en el trato, sin permitir discusiones tontas, peleas, groserías ni palabras inadecuadas;
  • detalles de servicio a los demás;
  • cuidado de la limpieza y la urbanidad;
  • ideas y recursos para animar y estimular a todos.

Es además buena forma de hacer que no busquen fuera lo que deben encontrar en casa.

martes, 3 de febrero de 2009

"...ES MUY INTELIGENTE, LO QUE PASA ES QUE ES UN POCO VAGO..."




“Todos habremos oído alguna vez el clásico comentario, normalmente poco objetivo y casi siempre acompañado de una discreta muestra de orgullo, que la madre del adolescente perezoso, apesadumbrada ante sus deficientes resultados académicos, suele acabar haciendo a su profesor: “sabe usted, si el chico es muy inteligente…; lo que pasa es que es un poco vago…”


Cuando oigo comentarios de ese estilo, siempre pienso que, en el fondo, no es así. Que esos chicos no son inteligentes.

Pienso, como Shakespeare, que fuertes razones hacen fuertes acciones. Que ser inteligente, en el sentido más propio de la palabra, proporciona una lucidez que siempre conduce a un refuerzo de la voluntad.

No niego que ese chico pueda tener un alto coeficiente de capacidad especulativa del tipo que sea. Pero eso no es ser inteligente. Ser inteligente es algo más que multiplicar muy deprisa, gozar de una elevada capacidad de abstracción o de una buena visión en el espacio, o cosas semejantes. Obtener una puntuación elevada en un test, del tipo que sea, es algo que, por sí sólo, arregla muy pocas cosas en la vida.

Entre otras cosas, porque si ese chico fuera realmente tan inteligente, como asegura su madre, es seguro que se habría dado cuenta de que, así, con esa pereza y esa falta de voluntad, no va a hacer nada en su vida. Habría visto que si no se esfuerza decididamente por fortalecer su voluntad, toda su supuesta inteligencia quedará absolutamente improductiva. Habría comprendido que lleva camino de ser uno más de los muchos talentos malogrados por usar poco la cabeza. Y hace tiempo que se habría ocupado de cambiar.

De todas formas, aun admitiendo que ese tipo de personas fueran inteligentes, debieran darse cuenta de que el valor real del hombre no depende de la fuerza de su entendimiento, sino más bien de su voluntad. Que la persona desprovista de voluntad no logra otra cosa que amargarse ante la lamentable esterilidad en que quedan sumidas sus propias dotes intelectuales.

Quizá las personas más desgraciadas sean las grandes inteligencia huérfanas de voluntad.
Por eso, se equivocan radicalmente los padres que se enorgullecen tanto del talento de sus hijos y en cambio apenas hacen nada por que sean personas esforzadas y trabajadoras. Igual que esos hijos presuntuosos que hacen tanta ostentación de su pereza como de su gran inteligencia, y suelen luego acabar en situaciones personales lamentables. O como aquellos profesores que sólo juzgan los conocimientos, como si la enseñanza no fuera más que una gasolinera donde se administran conocimientos a los alumnos y se comprueba posteriormente su nivel de llenado.

Por otra parte, la voluntad es una potencialidad humana que crece con su ejercicio continuado, cuando se va entrenando en direcciones determinadas. Esta consolidación de la voluntad admite una sencilla comparación con la fortaleza física: unos tienen de natural más fuerza de voluntad que otros, pero lo decisivo es la educación que se reciba y el entrenamiento que uno haga.”

jueves, 16 de octubre de 2008

"MI ANGELITO SERIA INCAPAZ"


Hoy recibí un comentario que me hizo recordar algo muy importante a la hora de educar: NUESTROS HIJOS SON SERES HUMANOS, personas, como nosotros, capaces de cometer los peores errores y horrores que podamos imaginar.

Cuántas veces se oye a madres y padres criticar a los hijos de otros, con un horror tal, que una se queda pensando que seguro sus hijos ya tienen abierta la causa de canonización antes que la partida de defunción.

No estoy diciendo que los hijos sean "per se" unos malvados cuasi-demonios (aunque los hay), no, nuestros cachorros también tienen sus encantos, y muchos. Hoy en día se puede ver cada chico inteligente, con dotes creativos increíbles, con buen corazón, amiguero, alegre, etc. Pero es esa misma chispa que los hace taaaan buenos, la que a veces colabora en crear las ideas para portarse mal. Además de que el demonio está doblemente interesado en llevárselos a ellos, pues los niños son de los favoritos de Dios.

En resumen: hay que hacer examen de conciencia, y pensar qué seríamos capaces de hacer, de pensar, de dejar de hacer, etc. y trasladarlo a los hijos. Si nos hemos esforzado en estudiar un poquito y procurar ser buenos educadores, seguro tendremos la suerte de que nuestros hijos sean mejores que nosotros, pero aún así, siguen siendo humanos, con más o menos las mismas debilidades que nosotros.

Cerrar los ojos, no ayudará a nadie, empezando por ellos.

Dicen que el amor de madre (aplica también para los padres) es el amor más ingenuo que existe, se perdona todo, una y otra vez, se vuelven a dar oportunidades, una y otra vez... pero no cerremos los ojos a la realidad, pues sólo así los podremos ayudar.

Creo que la lección más importante de hoy, es que Dios es Padre y Madre, y nos ama con "amor ingenuo", nos perdona todo, una y otra vez. A los hijos hay que ganárselos, desde pequeños, que nos tengan confianza, que sepan que esperamos mucho de ellos, pero que no nos extrañan sus miserias... y que los hombres grandes no son los que nunca se caen, sino los que SIEMPRE se levantan, y que mientras Dios nos de vida, estaremos a su lado para ayudarlos a levantarse las veces que sean necesarias.

miércoles, 15 de octubre de 2008

EDUCANDO PREADOLESCENTES (PARTE I)





Es frecuente que con la llegada de la adolescencia se produzcan unos signos de alarma en la educación de los hijos que preocupan enormemente a sus padres. El problema es que entonces muchas veces ya es un poco tarde para aplicar remedios eficaces.



Se habla y se escribe mucho sobre las diversas soluciones para las crisis del adolescente, pero todas valen de poco si su tratamiento no comenzó desde mucho antes. Serían catorce o quince años de educación difíciles de rectificar de la noche a la mañana.



Cuando se busca qué tienen en común las familias que han tenido éxito en la tarea de educar, casi siempre aparece un factor que se repite: establecieron un plan claro de educación de sus hijos desde muy pequeños. La mayor parte de los problemas que se van a presentar podrán detectarse antes de que lleguen a serlo realmente: es cuestión de actuar a tiempo.



—Pues yo a veces pienso que cada uno es como es, desde su nacimiento. Mis hijos, por ejemplo, que son aún pequeños, se han educado en el mismo ambiente, y sin embargo son muy distintos unos de otros. Eso demuestra que esto de la educación es algo bastante relativo.



No te digo que no. Es verdad que cada uno es como es. Pero me imagino que no querrás abandonar a la ventura su educación con esa excusa. Un chico de diez o doce años es todavía un interrogante abierto, está aún muy por hacer, y de la educación que reciba dependerá en mucho su futuro.



Ciertamente hay mucho impreso en él ya desde su nacimiento, pero coincidirás conmigo en que vale la pena esforzarse por educarle, y que ese esfuerzo aporta más que la simple herencia genética.


—En eso estamos de acuerdo; si no, no estaría leyendo este libro. Lo que te pido por favor es que no me vengas con fórmulas mágicas, porque si las hubiera ni se leerían estos libros ni estarían las cosas como están.


Descuida. No lo haré. No hay recetas mágicas; o, si las hay, por lo menos no existen formas fáciles de llevarlas a la práctica. Sería como preguntar a un campeón de ajedrez o a un gran futbolista cuál es la clave de su éxito. Lo normal es que no obedezca a una buena jugada como tal, sino a un conjunto de ideas que ha sabido conjugar acertadamente.


Hay que lograr combinar, pues, cada uno a su manera, las diversas premisas básicas en educación. Como sucede con el pintor, que casi nunca emplea colores netos, sino que los mezcla en la paleta hasta lograr un resultado final lleno de personalidad.


—Y sé positivo también, por favor.


También procuraré serlo, porque la educación ha de estar siempre presidida por el optimismo acerca de la capacidad de cambiar que tiene el hombre. Educar ha de ser una labor creadora y positiva, pues –como ha escrito C. S. Lewis–, el objetivo del educador no puede ser talar bosques, sino fertilizar desiertos. Y este es el tono que desde el principio quiere tener este libro.


La calidad de vida de una persona depende en mucho de su educación. Es algo fundamental para el bienestar individual y colectivo. El chico será feliz y estará preparado para el futuro –eso es lo que pretendemos– si quienes estamos comprometidos en su formación logramos inculcar en él ideas sanas, criterios sensatos y valores adecuados. La gente más feliz no es la que más dinero tiene, ni la más dotada por la naturaleza, ni la que disfruta de más comodidades. A veces, incluso esos son los más insatisfechos.


Aprender a ser feliz requiere toda una capacitación, una educación de la interioridad personal. Su felicidad dependerá en gran medida de cómo se desenvuelva más tarde en un ambiente que muchas veces será permisivo y difícil. Y la preparación para esa etapa ha de empezar mucho antes de la pubertad: así lo han comprobado en su propia carne muchos padres, después de llevarse un buen disgusto.


—Oye, y si tanto depende de cómo se educa, ¿por qué hay padres fenomenales con hijos que son un desastre, y padres caóticos con hijos encantadores?


Aunque esos casos parezcan muy numerosos, son proporcionalmente pocos. Lo normal es que los hijos salgan a sus padres: de tal palo, tal astilla. Lo que es una lástima –y sí es más frecuente–, es encontrarse con padres que son buenos y ejemplares, pero que no se han esforzado por aprender la ciencia y el arte de educar, y no les ha ido nada bien.


El esfuerzo por educar siempre tiene su premio. Además, su primera consecuencia es que hace mejorar al educador como persona. Sólo por eso ya merece la pena tomárselo muy en serio.