viernes, 14 de noviembre de 2008

¿POR QUE EXISTEN LAS DIFICULTADES?

¿Por qué Dios nos deja sufrir? El por qué de las enfermedades, de la pobreza, de la violencia es algo que siempre el hombre se ha preguntado. Es incluso la razón de que muchos hombres y mujeres ni siquiera quieran creer que Dios existe, pues se niegan a pensar que Él pueda querernos y permitir que nos pasen cosas malas.

Se supone que es para que nos purifiquemos y para que nos acerquemos a Él, para que recemos más, para que nos abandonemos en sus manos de Padre, y confiemos en que Él nos arreglará el problema mejor de lo que soñamos...

Cuando se está pasando dificultades, es difícil ponerse en manos de Dios, a pesar de que es cuando más lo necesitamos, pero la realidad es que Jesús no nos dijo: "Sean sanos como yo soy sano", ni "Sean exitosos, o millonarios o poderosos..." Jesús dijo: "Sean Santos, como yo soy Santo".

La riqueza ni la salud tienen nada que ver con la santidad, si se tienen, bendito sea Dios, y si no se tienen: bendito sea Dios, de cualquier manera se puede y se debe ser santos, llegar al cielo, en donde ya no habrá ningún sufrimiento de ninguna clase.

Dios nos concede el sufrimiento para acercarnos a El, para participar con su Hijo de la Cruz. Ya le decía Santa Teresa: "Si así tratas a tus amigos, con razón tienes tan pocos..."

Esto no significa que no debamos seguir pidiendo, al contrario, a Dios le gusta que le pidamos, y de grandes males saca grandes bienes. Así que ¡a rezar! como niños pequeños, pidiendo lo que queremos, lo que necesitamos.

Concédeme Señor,
Serenidad,
para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
Valor,
para cambiar las que puedo, y
Sabiduría,
para reconocer la diferencia.
Esta oración de de AA, pero se puede aplicar a todo en la vida.

1 comentario:

Luis y Mª Jesús dijo...

Es una oración preciosa.
Cuando tenemos hijos entendemos mejor la vida. A veces cuando me suceden contrariedades pienso que lección quiere Dios que saque de ellas. Me planteo que Dios es conmigo como yo ayer con mi hija Ana -6 años- Ana había insistido durante todo un mes que quería ir a ballet, por ín este més la apuntamos, pero ayer se puso a llorar justo a la hora y no quería entrar. En casa no se admite ese comportamiento y la insistí en que este curso no podía ir, salió del vestuario llorando y se agarró a mis piernas, me dolió muchísimo pero la separé y la metí en clase llorando. Es más caro, a mi edad de abuela el ballet no tiene gran interés salvo que guste mucho y para mi es un rollo llevarla, pero tiene que aprender a cumplir sus compromisos.
Un beso
Maróa Jesús