lunes, 6 de julio de 2009

...TERMINE CREYENDO EN DIOS PORQUE TUVE MUCHOS HIJOS...

Los próximos días estaré publicando algunos posts, y comentarios a esos posts que tratan sobre sexualidad. Los escribió una amiga, a quien admiro mucho. Realmente he querido decir muchas veces lo que ella explica, pero yo no habría podido decirlo mejor....

Leí ayer: “…sin tomar en serio la contracepción no hay credibilidad para oponerse al aborto”, yo añadiría “sin entender la sexualidad no puede tomarse en serio la contracepción”.
La sexualidad está ordenada a la expresión del amor a través de un acto personal de entrega y aceptación del otro.

El ejercicio de la sexualidad tiene como consecuencia la procreación, y disociar las dos orientaciones de la sexualidad –unitiva y procreadora- mediante el uso de medios artificiales supone sustituir el carácter de donación por el de apropiación del otro, que ya no es aceptado en su totalidad, sino solo como objeto que proporciona placer u otras ventajas, cosificándole.

Para entenderlo mejor pensemos en un juez que utiliza el poder que legítimamente le ha sido concedido para obtener un puesto de trabajo para un amigo. El fin no es ilícito pero es distinto de perseguir la justicia que es el fin a que está ordenado su poder. Pues entiendo que de la misma manera se aparta de la moralidad el ejercicio de la sexualidad que busca únicamente el placer, alejándose de las otras dos orientaciones para las que es obvio que existe.

Comprendo perfectamente la práctica de la contracepción, si yo no he caído en ella es porque pronto intuí que cada vida nueva es un tesoro del que iba a participar….. Yo no tuve muchos hijos porque creyese en Dios, terminé creyendo en Dios porque tuve muchos hijos, lo que me ha llevando a comprobar que mi misión en esta vida es ir descubriendo un plan maravilloso trazado para mí, del que no quiero apartar por una estupidez…


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