domingo, 21 de marzo de 2010

LOS ESCANDALOS EN LA IGLESIA

A raíz de las noticias de abusos de niños en Irlanda por parte de sacerdotes y religiosos, el Papa, con palpable dolor, les ha escrito ESTA carta a todos los fieles de ese país. Es indiscutible que lo que le afecta a la Iglesia en un lugar del mundo, nos afecta a todos como católicos, y que estos escándalos le hacen un daño enorme a la Iglesia.

Se nos olvida que Dios es un Padre Amorosísimo, que no nos ha dado una lista de prohibiciones, sino un conjunto de mapas y recomendaciones (mandamientos, sacramentos, etc) para que podamos llegar a nuestro destino (el Cielo). Seguir o no seguir lo que nos sugiere Dios, no le da ni le quita a Dios nada... somos nosotros los que salimos perdiendo cuando no hacemos lo que Dios nos pide.

No se me va a olvidar un comentario que hizo una vez un sacerdote muy bueno que conozco:
"No seguir lo que Dios nos pide, es como ir en un camino peligroso, con precipicios a los lados y dificultosas pendientes, y no querer hacer caso de las señales de tránsito... y decir "aquí dice VIRAR A LA IZQUIERDA, pero a mi me nace ir a la derecha" La señal está allí, nadie me'obliga a cumplirla; pero virar a la derecha me hará caer en el precipicio... entonces, ¿quién sale perdiendo?"
En su carta, el Papa sugiere varias acciones concretas para trabajar en la solución de los problemas causados por estos terribles actos, aquí les pongo algunas de las cosas que pide:
"Ahora los invito a todos a ofrecer durante un año, desde ahora hasta la Pascua de 2011, la penitencia de los viernes para este fin. Les pido que ofrezcan el ayuno, las oraciones, la lectura de la Sagrada Escritura y las obras de misericoridia por la gracia de la curación y la renovación de la Iglesia en Irlanda. Los animo a redescubrir el sacramento de la reconciliación y a utilizar con más frecuencia el poder transformador de su gracia."

Lo pide por la Iglesia de Irlanda, pero TODOS somos parte de esta misma Iglesia... ¿será que nos apuntamos a ayudar a nuestros hermanos Irlandeses, y nos lanzamos a ofrecerle a Dios un año de oración por la Iglesia? Al final los beneficiados, solamente seremos nosotros mismos.

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