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Para poder convivir es necesario saber perdonar y pedir perdón, pero no es fácil, el auténtico perdón nos lo dificulta una disfrazada "justicia".
A veces las injusticias no son tan tajantes, puede haber daño por desgaste diario, desatención, estrés, y esto nos lleva a ver que a veces hay matrimonios que conviven soportándose, pero queda poco amor.
Ante las injusticias es posible reaccionar de diferentes modos, pero es una pena gastar energías en enfados, rencores, etc.... solo del perdón brota nueva vida. El perdón consiste en renunciar a la venganza y querer, a pesar de todo, lo mejor para el otro.
Hay algunos ejemplos extremos, de gente santa, que nos ofrece la tradición cristiana, pero ¿son realmente imitables? ¿somos realmente capaces de perdonar a alguien que nos ha hecho algo VERDADERAMENTE dañino?
Perdonar significa rechazar la venganza y el rencor, viendo al agresor como una persona digna de compasión. Estos son los elementos del perdón:
1. Reaccionar ante un mal: En primer lugar debe haber un mal real que afecta nuestra vida, y debe ser real, no subjetivo. Además, debemos estar consientes de que nos han hecho un mal, si negamos o cerramos los ojos ante un mal, no tendríamos nada que perdonar. Es normal que una injusticia nos duela y deje una herida, pero si no queremos verla, no podemos curarla.
2. Actuar con Libertad: El acto de perdonar es un asunto libre, y, aunque está unido a vivencias afectivas, no es un sentimiento. Es muy importante entrenarse para superar las ofensas, pues el odio y la venganza envenenan la vida. Cuando una persona perdona, su sufrimiento pierde su amargura, y puede que desaparezca con el tiempo.
3. Recordar el pasado: Olvidar nada tiene que ver con perdonar. Se deben recordar las injusticias pasadas para que no se repitan, pero recordarlas como perdonadas.
(... continuará mañana...)
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