domingo, 8 de junio de 2008

PADRES COMPLACIENTES, NIÑOS CAPRICHOSOS


Cuando los niños tienen todo lo que quieren fácilmente, dejan de valorar lo que les rodea. Es común que un niño que tiene todo lo que quiere, haga mala cara cuando le regalan un carro y no una pista de carreras; si algún compañero de clases le da un juguete que él ya tiene, lo desprecia, y si sus padres no lo sorprenden con lo que pide, llora y dice "ya no me quieren".

Este tipo de comportamientos es adquirido en el colegio, en el grupo de amigos, y más comúnmente de los padres.

Si los padres son hoscos, sus hijos lo serán. Si se estimulan los logros de los hijos por medio de premios materiales, esto sólo logrará que el niño haga las cosas por un premio y no por convicción. Lo ideal es que en casa haya coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, y que la autoridad nazca como una consecuencia de la capacidad y no del poder.

Los niños que obtienen todo lo que quieren se vuelven críticos y exigentes, además, como no han tenido que esforzarse por conseguir algo, no le otorgan valor.

Es por esto que nos debemos esforzar en enseñar a los niños cómo hallar valor en los detalles. Tenemos que ser modelos de conducta, los niños aprenden con el ejemplo. Además, es importante ubicarnos en el contexto adecuado, podemos ser sinceros, y expresar nuestros sentimientos hacia algo o alguien, pero con delicadeza.

Por último, cuando el niño conquiste un logro, hay que abrazarlo y felicitarlo; así valorará los detalles simples pero sinceros.

Texto original de Pilar Bolívar Carreño
www.mujernueva.org

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