lunes, 14 de julio de 2008

EL OCIO Y SUS PROBLEMAS II

2. LOS DOS PROBLEMAS DEL OCIO: EL EXCESO Y EL CONTENIDO:

Desde un punto de vista práctico las actividades de ocio pasan a ser un problema cuando se le dedica excesivo tiempo o cuando se emplea en actividades perjudiciales. Este segundo aspecto suele ir de la mano del primero porque el mal es más atractivo y genera más fácilmente hábitos que el bien: es más fácil adquirir un vicio que la virtud opuesta.

Respecto del exceso ya se ha dicho algo. Respecto a los objetos de la actividad de ocio, el elemento a defender o pedir es el esfuerzo, intelectual o físico, y sobre todo la solidaridad: debe favorecerse el ocio compartido, generoso.

Así, se observa un progresivo descenso de la práctica del deporte de equipo a favor del deporte individual: se prefiere el paddle al fútbol, el balonmano… Aumenta tremendamente el ciclismo, el esquí, el golf,.., que añaden, al individualismo, el consumismo. Además el deporte se práctica con elementos sofisticados, caros, y se rehuye el esfuerzo.

Disminuye la lectura y aumenta el gusto por el cine. Todos los universitarios dicen ser aficionados al cine. Leer supone esfuerzo y constancia. Una película se ve en dos horas, y no es necesario esforzarse nada, sobre todo en el caso del cine más exitoso y extendido.

Todo eso genera una gran pobreza interior, una incapacidad para expresar algo original, para tener algo verdaderamente interesante que contar, para lo que debería excitarse la imaginación, cosa que esas ocupaciones no favorecen. De lo cual el joven va cobrando conciencia progresiva.

Por eso le atraen tanto las reuniones multitudinarias, donde el anonimato se favorece, en las que el ruido y la música ayudan a no pensar, en las que sentirse como todos los demás ayuda a sentirse algo importante, pero para lo que, dada la pobreza interior que se tiene, es preciso beber para ponerse en condiciones de aparentar lo que no se es, y adquirir un protagonismo que no se tiene. En los casos extremos, cuando todo eso ya también aburre o resulta insuficiente, se recurre a la droga, como modo de huir del vacío que no se sabe cómo llenar y buscar la felicidad que no se ha encontrado hasta entonces.

Porque en el fondo todos desean ser felices, y por desgracia, ante el fracaso en el intento, es frecuente comprobar que se adopta la solución de la huida hacia adelante.

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