viernes, 2 de mayo de 2008

EL QUE CANTA, REZA DOS VECES




Quisiera decir que canto precioso, pero no es cierto. Lo que sí es cierto, es que me gusta cantar, y seguramente a Dios le gusta que le cantemos.

Cuántas veces nos hemos encontrado siendo público de un concierto de nuestros hijos, en un día de la madre, tal vez. A lo mejor no se saben toda la letra y la orquesta es un conjunto de ollas, panderetas, alguna guitarrita y algunos chinchines, y con gran entusiasmo nos cantan una y otra cancioncita. Nos encanta, les tomamos video, nos sacan las lágrimas, tomamos fotos y se las mostramos a todo el mundo, las ponemos en el álbum....

Dios es nuestro Padre, y seguro se llena de orgullo cuando organizamos nuestro "concierto" (aunque privado, si no somos presisamente muy agraciados....). A lo mejor hasta pone las fotos el el "álbum".
Bien decía San Agustín, que el que canta, reza dos veces.....



CARA A CARA

Solamente una palabra, solamente una oración,
cuando llegue a tu presencia, oh Señor,
no me importa en que lugar de la mesa me hagas sentar,
o el color de mi corona, si la llego a ganar.

Solamente una palabra, si es que aún me queda voz
y si logro articularla en tu presencia, no te quiero hacer preguntas,
sólo una petición, y si puede ser a solas, mucho mejor.

Sólo dejame mirarte cara a cara,
y perderme como un niño en tu mirada,
y que pase mucho tiempo, y que nadie diga nada,
porque estoy viendo al Maestro cara a cara.

Que se ahogue mi recuerdo en tu mirada,
quiero amarte en el silencio y sin palabras,
y que pase mucho tiempo y que nadie diga nada,
sólo dejame mirarte cara a cara.

Solamente una palabra, solamente una oración....

Sólo dejame mirarte cara a cara,
aunque caiga derretido en tu mirada,
derrotado y desde el suelo, tembloroso y sin aliento
aún te seguiré mirando, mi Maestro.

Cuando caiga ante tus plantas, de rodillas
dejame llorar pegado a tus heridas
y que pase mucho tiempo y que nadie me lo impida
que he esperado este momento... toda mi vida.

Marcos Vidal

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