sábado, 10 de mayo de 2008

TUS HIJOS SERÁN MIS ACREEDORES

Siempre, luego de que las circunstancias la obligaran a decir muchas veces "NO" y otras muchas "SI", una madre le dijo a su hija adolescente: "Tus hijos serán mis acreedores". La niña no entendió en absoluto el significado de aquellas palabras.

Durante varios años, se repitieron los "NO" y los "SI": NO a esta fiesta en la que el ambiente no sería adecuado, NO a esa salida cuando estaban próximos los examenes del cole, NO a esas juntas que la madre intuía de mala influencia, NO a irse a ese viaje en el que seguro no habría oportunidad de ir a Misa el domingo, NO a la tele en el cuarto, NO a comprar aquel artículo innecesario, NO a tomar gaseosas entre semana, SI comete todas las verduras, SI haz todas las tareas antes de salir jugar con los amigos, SI comparte tus cosas con tus hermanos, SI a ayudar a lavar los platos después de la cena, SI a hacer bien la tarea cuidando los pequeños detalles, SI a rezar todos los días antes de ir a dormir, SI a regresar a casa a una hora en punto..., y luego, las mismas palabras: "Tus hijos serán mis acreedores".....

Repetidas ocasiones, la chica pensó que tenía la peor madre sobre la faz de la tierra, y le daba envidia ver a sus amigas vestidas a la última, en todas las fiestas, hasta entrada la madrugada. Ellas no tenían encargos en su casa, ni se las fastidiaba revisando si habían hecho la tarea, de hecho les tenían tanta "confianza", que nunca las acosaban con horarios o reglas.

Pasaron algunos años, y la niña creció y tuvo sus propios hijos, y aquellas palabras comenzaron a cobrar sentido.....

Dar a los hijos lo que necesitan, requiere un extraordinario esfuerzo, un sexto sentido que no se adquiere hasta que se es madre, un valor y habilidad que no vienen sino de Dios.

Cuando se es madre, una adquiere la habilidad de hacer todo con una sola mano; se logra dormir escasas 4 o 5 horas por la noche, por etapas, porque tiene un bebé recién nacido, y luego levantarse con una sonrisa temprano para hacer el desayuno y preparar la lonchera de los otros hijos; se adquieren múltiples profesiones: una puede ser al mismo tiempo abogado, doctor, maestra, chef, chofer, peinadora, entrenadora de fut, psicóloga, costurera, científica.....

Cuando se es madre uno sufre cuando el hijo sufre, y se alegra cuando los hijos se alegran. Uno no puede cerrar los ojos hasta que el hijo adolescente regresa de la fiesta, y no se acuesta a dormir hasta que le ha preguntado cómo le fue. Uno tiene un sexto sentido y sabe cuando algo anda mal, y sería capaz de cambiar su vida por la de su hijo enfermo....
Y, con algo de esfuerzo, una "mala" madre y mucha ayuda de Dios, uno logra repetir aquellos NO y aquellos SI, sabiendo que una buena madre no da todo lo que los hijos quieren, sino todo lo que necesitan... y cuando ellos también tengan la sensación de que somos las peores madres del mundo, podamos repetirles lo que dijo aquella madre: "Ahora no me entiendes, pero todo lo hago porque te amo, y estoy segura que tus hijos serán mis acreedores".

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